El Dr. Andrew Tailor Still (Virginia, EE.UU., 1828 – Kirksville, EE.UU., 1917) es el descubridor de los principios a los que dio el nombre de Osteopatía. Su filosofía es sencilla y de una lógica implacable. Nuestro cuerpo, el de cada uno de nosotros sin excepción, está constantemente regenerándose y, cuando es necesario, curándose ¿Cómo si no nos mantendríamos en vida y buena salud durante tantos años? Lo que tiene que hacer todo osteópata es permitir que ese principio vital se exprese en todas partes a través de sus canales: los nervios, la sangre, la linfa, el líquido cefalorraquídeo... incluso meridianos y chakras. Nuestro cuerpo dispone de la farmacopea y del sistema energético más sofisticados que pueda haber, solo hay que permitirles llegar a donde sea necesario dejando libres el paso de arterias, linfáticos, nervios, etc.

A. T. Still se declaraba a sí mismo de manera tajante en contra de la medicina alopática de su época y dice: “He pasado trece años de mi vida leyendo y siguiendo reglas y remedios empleados para curar, y aprendí con aflicción que era inútil escuchar sus reivindicaciones ya que en lugar de mejorar la salud, hice bastante daño. Pedí y obtuve un divorcio mental al respecto y quiero que quede claro que los medicamentos y yo estamos tan alejados como el este del oeste; ahora y para siempre. De aquí en adelante seguiré los dictados de la naturaleza en todo lo que diga o escriba.” ¹

“El osteópata busca primero la perfección fisiológica de la forma, ajustando con normalidad el marco óseo, para que todas las arterias puedan distribuir sangre para nutrir y construir todas las partes. También que las venas puedan llevarse todas las impurezas que dependen de ellas para ser renovadas. También que los nervios de toda clase puedan estar libres y sin obstrucción mientras ponen en acción el poder de la vida y del movimiento en todas las subdivisiones y todo el sistema del laboratorio de la naturaleza.” ¹

Estas afirmaciones tienen cada vez más soporte científico, a pesar de que en la práctica ya hace tiempo que se ven los resultados positivos gracias a la multitud de terapias no convencionales que existen. Dentro de estas maneras no alopáticas de buscar la salud hay que resaltar ejercicios como el Yoga, el Tai Chi, y todo ejercicio físico moderado (no hecho con objetivos competitivos). Y los descubrimientos científicos más sorprendentes provienen de esta humilde pero poderosa rama de la salud: el ejercicio físico.

Estudios recientes muestran por un lado que el ejercicio puede modificar la expresión de nuestro ADN llegando a inhibir factores hereditarios que nos harían más proclives a ciertas enfermedades y activando otros factores que nos hacen más resistentes ², pero también favorece la producción de toda una serie de moléculas que favorecen la salud y particularmente la salud de nuestras neuronas ³. ¡El ejercicio es bueno para el seso! (y para el sexo también).

Esto combinado con que el movimiento es parte del mecanismo que permite que nuestro sistema circulatorio funcione de manera óptima para nutrir, construir, revitalizar y curar nuestro organismo... y parece que las ideas del Dr. A.T. Still no son tan descabelladas. Realmente disponemos de la mejor farmacopea dentro de nosotros mismos. Hay que activarla. Y no tiene nada de complicado: un poco de ejercicio todos los días y una dieta equilibrada para aportar la materia prima... y si hace falta, una sesión de alguna de las múltiples formas de terapia que buscan a estimular nuestro médico interior.

¡Tu salud sólo espera a que la actives!

¹ Still A.T. (1899). Philosophy of Osteopathy. (Traducción propia).Versión pública en archive.org: https://archive.org/details/philosophyosteo00stilgoog

² Muro A.F. (mayo 2012). El Simple Ejercicio Físico ¡Modifica la Expresión del ADN!. Discovery Salud Nº 149. http://www.dsalud.com/

³ Santos H. (febrero 2014). La Importancia del Ejecicio Físico. Discovery Salud Nº 168. http://www.dsalud.com/